- El Hermano Álvaro Rodríguez enfatiza en la adaptación de los valores lasallistas al mundo moderno.
- Los ideales lasallistas se mantienen fuertes hoy, en el marco de los 300 años de la muerte de nuestro fundador.
Hay una característica fundamental en todo aquel que forma parte de La Salle, tanto en el cuerpo docente como en el estudiantil: es la devoción por alcanzar el conocimiento y ponerlo a disposición de todos aquellos que lo requieren, hoy a 300 años de la muerte del fundador lasallista, San Juan Baustista de La Salle .
En palabras del Hermano Álvaro Rodríguez, exsuperior general del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, “debemos evitar centrarnos en quiénes somos y enfocarnos en nuestro sentido de pertenencia, es decir, para quiénes somos“. Es esta última parte la que asegurará que dejemos huella. Los lasallistas egresamos con vocación, amando lo que somos, lo que hacemos, pero también conscientes de para quién lo hacemos.
Muchos se centran en que la labor de docentes y estudiantes debe ser la excelencia y calidad educativa; si bien, conseguir una acreditación es una parte importante, no significa todo, no es suficiente para la misión de La Salle.
La situación actual del mundo es un llamado a vivir los escritos de San Juan Bautista de La Salle, quien sigue en nuestra memoria y formación aún 300 años después de su fallecimiento. Debemos romper con el individualismo, dar primacía a las demás personas, compartir valores y comprometernos con lo humano y a la vez mantener nuestra identidad con apertura al entorno.
Esta institución educa para la vida y para generar un profesionista socialmente productivo, capaz de mantener calidad en sus relaciones. Cada lasallista debe ser un hermano con un corazón sin fronteras y nunca olvidar que ser lasallista significa estar abierto a todos.
La misión del docente en particular es ayudar a que los estudiantes desarrollen todo su potencial con visión, De tal forma que “como profesor no hay que dar, sino crear las condiciones favorables para que despierte el sueño de los estudiantes” y como lasallistas “hay que ser parteros y ayudar a nacer varias veces en la vida”.
Es así como el hermano Álvaro aconseja a los docentes que una parte importante para la concientización de los alumnos es hacerlos que toquen la dura realidad a la que se enfrenta la sociedad. De esta forma despertará no sólo un sueño propio, sino una meta altruista centrada en ayudar a los demás.
Y es así como se desemboca en un compromiso cristiano, en un completo proceso educativo lasallista.
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